Estas dimensiones describen a las organizaciones en
gran parte de la misma forma en que la personalidad y rasgos físicos lo que
hace la gente.
Las organizaciones jóvenes y pequeñas pueden funcionar
con un diseño organizacional relativamente simple e indiferenciado pero cuando
se desarrollan y alcanzan un nivel de complejidad determinado se hacen
inmanejables con esa escasa complejidad de diseño.
El proceso de diseño organizacional corresponde a una
manera de orientar la adecuación de la organización con su entorno y con sus
propios procesos de crecimiento.
La división del trabajo en actividades y
subactividades elementales reconoce dimensiones críticas tales como: funciones,
cumplimiento de aquellas funciones necesarias para la consecución de la misión
planteada por la organización (funciones de apoyo y funciones de operación);
productos; mercado, etc. En la medida que las organizaciones crecen,
desarrollan roles más especializados y se definen departamentos formados
también por el criterio de especialización.
Las dimensiones organizacionales corresponden a dos
tipos: Estructurales y Contextuales.
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